Los incunables
2. Invocación: tiene como elemento principal la representación del santo al que se dedica la obra o el santo protector de un área. El grabado ocupa la mayor parte de la portada, pasando el texto a un segundo plano.
Joannes de Aquila, Sermones quadragesimales, Venecia, Petrus de Quareniis, 1499.
Biblioteca Nacional de México.
Bonifacio García, , Peregrina. Stanislao Polono y Meinardo Ungut, Sevilla, 1498.
Biblioteca Nacional de México.
3. Alegórica: su elemento principal es un grabado que resume o representa el contenido del libro a través de una escena. Como por ejemplo un tablero de ajedrez indicaría que el libro habla de ese juego de mesa.
Los datos de identificación tipográfica van en el colofón (aunque muchos incunables carecen de ello). El colofón es una suscripción final. Los más completos contienen el título de la obra y el nombre de los impresores, el nombre de los editores, el del librero y la fecha de impresión, la cual contiene día, mes y año. El colofón es completado con la marca o escudo del impresor, equivalente a su enseña comercial.
En los más antiguos impresos se comienza el texto en la segunda hoja. La primera adquiere un carácter protector quedando en blanco; en otras ocasiones se deja en blanco el resto de la primera hoja y se imprime en el verso.
Poco a poco se irá descubriendo la efectividad de dar a conocer el texto interno en la primera hoja. Así, la portada más parecida a la actual y la única en el S. XV es la que antepone Erhardt Ratdollt al Calendarium Regiomontani, impreso en Venecia en 1476. El diseño consta de una orla renacentista que envuelve el título y nombre del autor y de los artesanos. Se inicia así el gusto por las primeras páginas grabadas.
En los protoincunables en las hojas no se indicaba el orden para la encuadernación. Para evitar errores en la ordenación de los pliegos se recurría a signos a mano que quedaban ocultos al coser las hojas.
A partir de 1470 se introduce la foliación impresa y las signaturas tipográficas colocadas en sitio visible: la foliación en la parte superior del recto de cada hoja y las signaturas en el ángulo inferior externo del recto de las hojas de la primera mitad de cada cuaderno. Los números suelen ser romanos, aunque impresores venecianos también recurren a la numeración arábiga en 1475.
7.- FAMOSOS INCUNABLES:
Bibliógrafos y documentalistas como Malclès piensan que no es correcto utilizar la palabra “bibliografía” más que para los libros impresos, otros opinan que es aplicable a todo tipo de libros y manuscritos. Muchos, como García Morales, aseguran que la diferencia entre los manuscritos y los primeros libros impresos es mínima. No obstante, las grandes bibliotecas nacionales y universales hasta hace pocos años se referían tanto a los manuscritos como a los libros impresos en sus bibliografías. Y en la actualidad, la bibliografía del libro manuscrito, en especial aquellos que son anteriores a Gutenberg, se ha separado de la del libro impreso.
Como ya explicamos en el trabajo, reciben la denominación de “incunables” los libros impresos con caracteres móviles hasta el año 1500. La palabra tiene su origen en el latín incunabulum, que quiere decir “en la cuna”. También llamamos incunables a las publicaciones que se editan a lo largo del siglo en que se introduce la imprenta dentro de un país o continente determinado. Así, en los países escandinavos la imprenta se introduce en 1550, en México y Perú se refieren a los publicados en el siglo XVI y en EE.UU a todos los publicados entre 1639 y 1700.
El primero que utilizó dicha denominación fue el librero holandés Cornelio van Beughem que con su Incunabula typographiae (Amsterdam, 1688) elaboró el primer catálogo de incunables donde aparecen clasificadas y descritas unas 3.000 obras.
Otra de las bibliografías generales de incunables que podemos destacar es la realizada por Ludwig Friedrich Theodor Hain, en su libro Repertorium bibliographicum (1826-1838). Fue el primer catálogo de incunables realizado con rigor científico. Reseña más de 16.000 incunables en cuatro volúmenes y los clasifica alfabéticamente por autores y títulos anónimos. Hain es quien introduce las reglas de descripción de transcribir el título íntegro sin perder las abreviaturas. Mas tarde se crearon suplementos como el de Copinger y el de Reichling.
En 1860 arranca el interés sobre los incunables por su forma de ejecución material. Los caracteres empleados, los procesos de impresión, los adornos, cómo se plegaban, etc.; que era lo que diferenciaba unos talleres de impresión de otros. Holtrop y Campbell en los Paises Bajos y Bradshaw en Gran Bretaña inician este tipo de estudios bibliográficos, les sigue Proctor, que a finales del siglo consigue clasificar más de 10.000 incunables del British Museum.
Gracias al alemán Haebler continuó el estudio de los incunables publicando entre 1905 y 1924 su Typen repertorium, donde atribuye a diversos talleres numerosas obras anónimas y sin pie de imprenta. También fue invitado de honor, desde 1904 hasta 1920, en la comisión de especialistas que se encargarían de la edición del Catálogo Mundial de Incunables (GW). De esta forma, se reunió en Berlín un fichero con los incunables de todas las bibliotecas del mundo, y fue en 1925 cuando se comenzó a publicar el catálogo, que se vio interrumpido por la II Guerra Mundial. En este Catálogo se describen los ejemplares de una manera exhaustiva y científica, siguiendo una lista de las bibliotecas en las que existen incunables. La Biblioteca Nacional de Berlín Oriental retomó el trabajo de recopilación en 1972.
Entre los más famosos incunables encontramos La Biblia “de 42 líneas” o Mazarina, publicada en 1455 por Gutenberg, al igual que La Biblia “de 36 líneas” o de Schelhorn, publicada en 1459. Una colección de salmos denominada Salterio de Maguncia de 1457, y el Liber chronicarum de Hartmann Schedel, impreso por Anton Koberger en 1493.
En 1464 Schweynheim y Pannartz se instalaron en el monasterio de Subiaco del abad español Juan de Torquemada. Su primer libro publicado fue un Donato, del cual no quedan rastros ni ejemplares, libro de texto para el aprendizaje de la gramática latina, además del De oratione de Cicerón fechado en 1465.
Ulrico Han se traslada a Roma donde, bajo la protección del Papa Sixto IV, como muchos otros editores, publica las Meditationes de Torquemada (Turrecremata). En Venecia Juan de Spira publicó las Epistolas familiares de Cicerón y la Historia natural de Plinio. Le sucedió su hermano al frente del taller y se encargó de publicar la primera edición del Cancionero de Petrarca y la Divina Comedia. También en Venecia, se instaló el impresor Ratdolt famoso por ser el primero en publicar un libro con portada: el Calendario de Regiomontano, en 1470. Por su parte, conocidos impresores de incunables fueron Albrecht Pfister de Bamberg, Günther Zainer de Augsburg, Johann Mentelin Strasburg y William Caxton de Brujas y Londres.
Las mayores colecciones de incunables se encuentran actualmente en:
-Bayerische Staatsbibliothek, Munich (18.550 incunables)
-British Library, Inglaterra (12.500 incunables)
-Bibliotheque Nationale de France (12.000 incunables)
-Vatican Library, Italia (8.000 incunables)
-Oesterreichische Nationalbibliothek, Vienna (8.000 incunables)
-Stuttgart Landesbibliothek (7.000 incunables)
-Huntington Library, California (5.600 incunables)
-Library of Congress, Washington (5.600 incunables)
-Bodleian Library, Oxford (5.500 incunables)
-Cambridge University Library (4.600 incunables)
-John Rylands Library, Manchester (4.500 incunables)
-Harvard University (3.600 incunables)
-Yale University (3.100 incunables)
-Koninklijke Bibliotheek, Bélgica (2.000 incunables)
Catálogos de incunables en bibliotecas:
El número de ediciones y títulos publicados de libros impresos antes de 1.500 se cuentan por millares. Muchos de ellos podemos encontrarlos en todas las grandes bibliotecas europeas. En ellas también solemos encontrar catálogos colectivos de incunables que desempeñan la función de bibliografías internacionales. Posiblemente el más importante es el Catalogue of Books Printed in the XVth Century Now in the British Library, en diez volúmenes. Clasificado por países, ciudades y luego talleres, siguiendo un orden cronológico. En los tres primeros volúmenes quedan recogidos los incunables alemanes, en los cuatro siguientes están los italianos, en el octavo los franceses y de la Suiza de habla francesa, en el noveno los de Flandes y en el décimo los de España y Portugal. Es una fuente indiscutible para cualquier estudio que se quiera hacer sobre incunables de estos países.
En España podemos encontrar otros catálogos de incunables, como el de la Biblioteca Nacional de España, publicado por García Rojo, que se encuentra en revisión; y los de otras bibliotecas, como en la Universidad de Sevilla, en la Universidad Complutense de Madrid, en la Catedral de Segovia, etc.
Catálogo de incunables y libros raros de la Catedral de Segovia
A través de la catalogación informatizada de los fondos procedentes de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, guardados hoy en día en la Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla, han permitido localizar tres nuevos incunables, que se han añadido a los 656 que hasta hoy formaban parte del el fondo de incunables de la Biblioteca de la Universidad Complutense. Son tres obras de tema religioso: la traducción latina de la Biblia, con comentarios de Hugo de San Caro, los Sermones sobre el Evangelio de San Bernardino de Siena y las Cartas y oraciones de Santa Catalina de Siena.
Biblia Latina, cum postillis Hugonis de Sancto Caro. [Basileae : Johannes Amerbach ; impens. Antonii Koberger, 1498-1502].
7 v. ; Fol. (32 c.m)
Santa Catalina de Siena
Epistole. Orazioni scelte. Venecia : Aldo Manuzio, 15 septiembre 1500
[10], ccccxiiii, [1] h. ; Fol. (32 cm.)
San Bernardino de Siena
Sermones de Evangelio aeterno. Basilea : Nicolaus Kessler, [n.d. 1494]
[300] h. ; Fol. (31 cm.)
La donación de libros impresos antes del siglo XVI a la Biblioteca Mayor de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) la convirtió en el centro público dueño de la colección de incunables más importante del país. Se le dona decenas de textos elzevirianos (impresos en el siglo XVII, en la célebre imprenta europea de los Elzevir) y una gran variedad de obras magistrales de la filosofía y el derecho canónico, de las que muchas fueron prohibidas por la Inquisición. En total, son 434 escritos y entre ellos hay más de cuarenta incunables y un importante número de elzevirianos, que fueron exhibidos en la Biblioteca Nacional en 1994 y en 1996, respectivamente.
Entre sus más de 40 incunables (impresos entre 1451 y 1500), figuran la primera Biblia en formato menor, impresa en Basilea en 1491 por Juan Froben, un alemán amigo de Paracelso y Erasmo, y uno de los más famosos impresores de incunables. También hay una obra de gran valor teológico y filosófico, impresa en 1477, del fraile franciscano Johannes Duns Scotus, y varios libros impresos en 1498, en Venecia, de Santo Tomas de Aquino. Entre los ejemplares cuasi incunables, hay una Biblia impresa en Venecia en 1519 por los Di Giunta, una famosísima familia de impresores florentinos que trabajó para los reyes de España. Otro libro que también estará en los estantes de la Universidad de Córdoba es el Jus Ecclesiasticum Universum, de Bernardo Van Espen, impreso en 1778.
La otra gran colección de incunables en España la ostenta la Biblioteca Nacional de España, que a través de sus años de historia ha conseguido aumentar y engrosar numerosos incunables a su catálogo, gracias a las adquisiciones de ejemplares aparecidos en el mercado nacional e internacional o en poder de particulares; igualmente por los hallazgos de nuevos incunables en los fondos y depósitos de la propia Biblioteca, en la mayor parte de las ocasiones, por un estudio más detenido de los volúmenes facticios de la propia colección, y más cuidadosamente de la rica colección de manuscritos y de impresos raros.
Hoy en día las subastas en Internet se han apuntado a la adquisición de estos ejemplares, así la página de eBay se anuncia ofreciendo la posibilidad de búsqueda y adquisición de incunables.
8.- CONCLUSIONES FINALES
Los incunables representan a las primeras personas que apostaron por la cultura y por una técnica que se irá desarrollando con el paso del tiempo. Representa también un cambio en el mundo, una revolución cultural que llega hasta nuestros días, posibilitando las innumerables formas de difusión, comunicación, mediatización y desarrollo de que pueda disponer el ser humano en el presente.
Gracias a los incunables que se conservan podemos entender su evolución y comparar cómo se inició el proceso que llega a hasta nuestros días y toda su inevitable evolución. A los libros le debemos la fuente de la vida y nuestros conocimientos, ya que los escritos de otras personas de otro tiempo son nuestro pasado, nuestra historia, nuestra propia sabiduría.
El primero que utilizó la denominación de incunable para referirse a libros impresos fue el librero holandés Cornelio van Beughem que, con su Incunabula typographiae (Amsterdam, 1688), elaboró el primer catálogo de incunables donde aparecen clasificadas y descritas unas 3.000 obras. A partir de esta obra, muchos estudiosos de la materia marcan la fecha del 1 de enero de 1501 como el final de los denominados incunables, una frontera algo incoherente, ya que no se produce en esta fecha ningún cambio o hito histórico que marque su decadencia o progresión hacia otras tipologías de libros antiguos. El marcar esta cronología obedece a que los primeros impresos difieren en su presentación y estructura a los aparecidos en siglos posteriores.
Pero no menos tenebroso es el nacimiento de la época de los incunables, tan difuso como la autoría de la invención de la imprenta. Se asume generalizadamente como progenitor a Gutenberg, pero muy pocos lo hacen de forma certera. Se apunta a China como patria de la primera imprenta en el mundo, aunque como en otros muchos inventos se prefiere `europeizar´ la autoría sin más dilación.
No obstante, Gutenberg no quería inventar otra clase de libro, sino reproducirlo rápidamente. Además, el modelo de libro con el que contaba era el de los manuscritos, de los que toma el soporte, tipo de escritura, abreviaturas, signos de puntuación, formato, ornamentación y partes (incipit opus, corpus, explicit opus y colofón). Las aportaciones, por tanto, del libro impreso fueron una reproducción rápida y económica, la unificación de textos y la libre proliferación de las ideas. Esto dio a los incunables ciertos rasgos distintivos.
Desde el siglo XVIII se consideró a los incunables como los tesoros más apreciados de las grandes bibliotecas, no sin falta de razón. Y a partir de la segunda mitad del siglo XIX se inició el estudio científico de sus características. Se descubría así que muchos de estos libros carecían de todos o de algunos de los datos bibliográficos esenciales (nombre de impresor e indicación de fecha o de lugar de impresión), por lo que han sido necesarias detenidas y minuciosas comparaciones de diversos tipos de imprenta y de diferentes prácticas tipográficas entre sí, para determinar, siempre con certeza, la data y procedencia de muchos ejemplares.
Las investigaciones y trabajos preliminares llevados a cabo por J. W. Holtrop en los Países Bajos (1868), por Thierry-Poux en Francia (1890), por Gordon Duff en Inglaterra (1896), por Conrado Haebler en España (1909) y por otros eruditos, han dado resultados del mayor interés desde el punto de vista teórico y práctico. Todo ello se traduce en un legado que resulta ser extraordinario, de un valor incalculable, pero que contrae una labor incalculable de estudio, verificación, autentificación, catalogación y conservación de los incunables. Trabajo que aún hoy continúa en muchas bibliotecas nacionales, públicas y privadas.
Luis Federico Teodoro Hain, en su obra Repertorium bibliographicum (1826-1838), primer catálogo de incunables realizado con rigor científico, es quien introduce las reglas de descripción para transcribir el título íntegro sin perder las abreviaturas. Luego se crearon suplementos como el de Copinger y el de Reichling, aunque posiblemente el catálogo más importante sea el Catalogue of books Printed in the XVth century now in the British Museum.
Es evidente que el libro impreso marcó un nuevo método de transmisión del pensamiento que transformó la historia del hombre. Por tanto, sabemos de la importancia que ha tenido y tiene el libro en nuestras vidas, y debemos ser conscientes de que somos realmente privilegiados por ser testigos, además de editores en potencia, de un nuevo periodo de máxima importancia para la historia del libro y de la humanidad: el nacimiento de los libros electrónicos en el siglo XXI.
La Biblia “de 42 líneas” o Mazarina, Gutenberg
9.- BIBLIOGRAFÍA
Fuentes documentales:
-BRIGGS, Asa y BURKE, Peter: De Gutenberg a Internet. Taurus, 2002.
-FERNÁNDEZ POMAR, José María: "Manuscritos e incunables jurídicos de Santo Tomás de Ávila en la Biblioteca Nacional". Anuario de Historia del Derecho Español, LVI (1986), pp. 863-887.
-HAEBLER, K.: Introducción al estudio de los incunables. Ollero & Ramos, D.L. Madrid,1995.
-JENSEN, K.: Incunabula and their readers : printing, selling and usingbooks in the fifteenth century. The British Library. London, 2003.
-MARTÍN ABAD, Julián: Los incunables de las bibliotecas españolas: Apuntes históricos y noticias bibliográficas sobre fondos y bibliófilos. Vicent García Eds. Valencia, 1996.
-MARTÍN ABAD, Julián: "Los incunables de la Biblioteca Nacional de Madrid: (Datos para la historia de una colección)". En MARTÍN ABAD, Julián - MOYANO ANDRÉS, Isabel: Catálogo de Incunables de la Biblitoteca Nacional: Tercer apéndice. Madrid, 2002, pp. 9-27. (Previamente: "The Incunables of the Biblioteca Nacional of Madrid : Materials for a History», en Incunabula: studies in fifteenth-century printed books presented to Lotte Hellinga. Ed. by Martin Davies. London, 1999, pp. 603-622).
-REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la Lengua Española (Vigésima Primera Edición). Edt. Espasa Calpe. Madrid, 1992.
-VV.AA.: Gran Enciclopedia Universal. Edt. Espasa Calpe. Madrid, 2004.
-VV.AA.: Historia Ilustrada del libro español “De los incunables al S.XVIII”. Bajo la dirección de Hipólito Escolar; Colaboradores: Juan Carrete Larrondo, Manuel Carrión Gútiez, Hipólito Escolar Sobrino, Stella Maris Fernández, Mª Luisa López-Vidriero, entre otros. Biblioteca del Libro & Fundación Germán Sánchez Ruipérez. Pirámide. Madrid, 1994.
Fuentes electrónicas:
-Alluminated Manuscripts:
http://www.alfredom.com/spanish/hren_s.htm
-Biblioteca Nacional de España:
http://www.bne.es/esp/coincunables.htm
-Casa de subastas por internet eBay:
http://www.ebay.es/
-Centro Virtual Cisneros:
http://www.centrocisneros.uah.es
-Enciclopedia Libre Wikipedia:
http://es.wikipedia.org/
-Mail x Mail:
http://www.mailxmail.com/curso/excelencia/ediciontextos/capitulo7.htm
-Portal Planeta Sedna:
http://www.portalplanetasedna.com.ar/la_imprenta.htm
-Tulane University:
http://www.tulane.edu
-Universidad Complutense de Madrid:
http://www.ucm.es/BUCM/foa//pecia/num1/articulo01-02.htm
-Universidad de Los Andes:
http://biblioteca.uniandes.edu.co/Biblioteca_General/libros_incunables.php
-Universidad de Sevilla:
http://www.personal.us.es/alporu/patrimonio/libros/siglo15_incunables.htm
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Gema
Joannes de Aquila, Sermones quadragesimales, Venecia, Petrus de Quareniis, 1499.
Biblioteca Nacional de México.
Bonifacio García, , Peregrina. Stanislao Polono y Meinardo Ungut, Sevilla, 1498.
Biblioteca Nacional de México.
3. Alegórica: su elemento principal es un grabado que resume o representa el contenido del libro a través de una escena. Como por ejemplo un tablero de ajedrez indicaría que el libro habla de ese juego de mesa.
Los datos de identificación tipográfica van en el colofón (aunque muchos incunables carecen de ello). El colofón es una suscripción final. Los más completos contienen el título de la obra y el nombre de los impresores, el nombre de los editores, el del librero y la fecha de impresión, la cual contiene día, mes y año. El colofón es completado con la marca o escudo del impresor, equivalente a su enseña comercial.
En los más antiguos impresos se comienza el texto en la segunda hoja. La primera adquiere un carácter protector quedando en blanco; en otras ocasiones se deja en blanco el resto de la primera hoja y se imprime en el verso.
Poco a poco se irá descubriendo la efectividad de dar a conocer el texto interno en la primera hoja. Así, la portada más parecida a la actual y la única en el S. XV es la que antepone Erhardt Ratdollt al Calendarium Regiomontani, impreso en Venecia en 1476. El diseño consta de una orla renacentista que envuelve el título y nombre del autor y de los artesanos. Se inicia así el gusto por las primeras páginas grabadas.
En los protoincunables en las hojas no se indicaba el orden para la encuadernación. Para evitar errores en la ordenación de los pliegos se recurría a signos a mano que quedaban ocultos al coser las hojas.
A partir de 1470 se introduce la foliación impresa y las signaturas tipográficas colocadas en sitio visible: la foliación en la parte superior del recto de cada hoja y las signaturas en el ángulo inferior externo del recto de las hojas de la primera mitad de cada cuaderno. Los números suelen ser romanos, aunque impresores venecianos también recurren a la numeración arábiga en 1475.
7.- FAMOSOS INCUNABLES:
Bibliógrafos y documentalistas como Malclès piensan que no es correcto utilizar la palabra “bibliografía” más que para los libros impresos, otros opinan que es aplicable a todo tipo de libros y manuscritos. Muchos, como García Morales, aseguran que la diferencia entre los manuscritos y los primeros libros impresos es mínima. No obstante, las grandes bibliotecas nacionales y universales hasta hace pocos años se referían tanto a los manuscritos como a los libros impresos en sus bibliografías. Y en la actualidad, la bibliografía del libro manuscrito, en especial aquellos que son anteriores a Gutenberg, se ha separado de la del libro impreso.
Como ya explicamos en el trabajo, reciben la denominación de “incunables” los libros impresos con caracteres móviles hasta el año 1500. La palabra tiene su origen en el latín incunabulum, que quiere decir “en la cuna”. También llamamos incunables a las publicaciones que se editan a lo largo del siglo en que se introduce la imprenta dentro de un país o continente determinado. Así, en los países escandinavos la imprenta se introduce en 1550, en México y Perú se refieren a los publicados en el siglo XVI y en EE.UU a todos los publicados entre 1639 y 1700.
El primero que utilizó dicha denominación fue el librero holandés Cornelio van Beughem que con su Incunabula typographiae (Amsterdam, 1688) elaboró el primer catálogo de incunables donde aparecen clasificadas y descritas unas 3.000 obras.
Otra de las bibliografías generales de incunables que podemos destacar es la realizada por Ludwig Friedrich Theodor Hain, en su libro Repertorium bibliographicum (1826-1838). Fue el primer catálogo de incunables realizado con rigor científico. Reseña más de 16.000 incunables en cuatro volúmenes y los clasifica alfabéticamente por autores y títulos anónimos. Hain es quien introduce las reglas de descripción de transcribir el título íntegro sin perder las abreviaturas. Mas tarde se crearon suplementos como el de Copinger y el de Reichling.
En 1860 arranca el interés sobre los incunables por su forma de ejecución material. Los caracteres empleados, los procesos de impresión, los adornos, cómo se plegaban, etc.; que era lo que diferenciaba unos talleres de impresión de otros. Holtrop y Campbell en los Paises Bajos y Bradshaw en Gran Bretaña inician este tipo de estudios bibliográficos, les sigue Proctor, que a finales del siglo consigue clasificar más de 10.000 incunables del British Museum.
Gracias al alemán Haebler continuó el estudio de los incunables publicando entre 1905 y 1924 su Typen repertorium, donde atribuye a diversos talleres numerosas obras anónimas y sin pie de imprenta. También fue invitado de honor, desde 1904 hasta 1920, en la comisión de especialistas que se encargarían de la edición del Catálogo Mundial de Incunables (GW). De esta forma, se reunió en Berlín un fichero con los incunables de todas las bibliotecas del mundo, y fue en 1925 cuando se comenzó a publicar el catálogo, que se vio interrumpido por la II Guerra Mundial. En este Catálogo se describen los ejemplares de una manera exhaustiva y científica, siguiendo una lista de las bibliotecas en las que existen incunables. La Biblioteca Nacional de Berlín Oriental retomó el trabajo de recopilación en 1972.
Entre los más famosos incunables encontramos La Biblia “de 42 líneas” o Mazarina, publicada en 1455 por Gutenberg, al igual que La Biblia “de 36 líneas” o de Schelhorn, publicada en 1459. Una colección de salmos denominada Salterio de Maguncia de 1457, y el Liber chronicarum de Hartmann Schedel, impreso por Anton Koberger en 1493.
En 1464 Schweynheim y Pannartz se instalaron en el monasterio de Subiaco del abad español Juan de Torquemada. Su primer libro publicado fue un Donato, del cual no quedan rastros ni ejemplares, libro de texto para el aprendizaje de la gramática latina, además del De oratione de Cicerón fechado en 1465.
Ulrico Han se traslada a Roma donde, bajo la protección del Papa Sixto IV, como muchos otros editores, publica las Meditationes de Torquemada (Turrecremata). En Venecia Juan de Spira publicó las Epistolas familiares de Cicerón y la Historia natural de Plinio. Le sucedió su hermano al frente del taller y se encargó de publicar la primera edición del Cancionero de Petrarca y la Divina Comedia. También en Venecia, se instaló el impresor Ratdolt famoso por ser el primero en publicar un libro con portada: el Calendario de Regiomontano, en 1470. Por su parte, conocidos impresores de incunables fueron Albrecht Pfister de Bamberg, Günther Zainer de Augsburg, Johann Mentelin Strasburg y William Caxton de Brujas y Londres.
Las mayores colecciones de incunables se encuentran actualmente en:
-Bayerische Staatsbibliothek, Munich (18.550 incunables)
-British Library, Inglaterra (12.500 incunables)
-Bibliotheque Nationale de France (12.000 incunables)
-Vatican Library, Italia (8.000 incunables)
-Oesterreichische Nationalbibliothek, Vienna (8.000 incunables)
-Stuttgart Landesbibliothek (7.000 incunables)
-Huntington Library, California (5.600 incunables)
-Library of Congress, Washington (5.600 incunables)
-Bodleian Library, Oxford (5.500 incunables)
-Cambridge University Library (4.600 incunables)
-John Rylands Library, Manchester (4.500 incunables)
-Harvard University (3.600 incunables)
-Yale University (3.100 incunables)
-Koninklijke Bibliotheek, Bélgica (2.000 incunables)
Catálogos de incunables en bibliotecas:
El número de ediciones y títulos publicados de libros impresos antes de 1.500 se cuentan por millares. Muchos de ellos podemos encontrarlos en todas las grandes bibliotecas europeas. En ellas también solemos encontrar catálogos colectivos de incunables que desempeñan la función de bibliografías internacionales. Posiblemente el más importante es el Catalogue of Books Printed in the XVth Century Now in the British Library, en diez volúmenes. Clasificado por países, ciudades y luego talleres, siguiendo un orden cronológico. En los tres primeros volúmenes quedan recogidos los incunables alemanes, en los cuatro siguientes están los italianos, en el octavo los franceses y de la Suiza de habla francesa, en el noveno los de Flandes y en el décimo los de España y Portugal. Es una fuente indiscutible para cualquier estudio que se quiera hacer sobre incunables de estos países.
En España podemos encontrar otros catálogos de incunables, como el de la Biblioteca Nacional de España, publicado por García Rojo, que se encuentra en revisión; y los de otras bibliotecas, como en la Universidad de Sevilla, en la Universidad Complutense de Madrid, en la Catedral de Segovia, etc.
Catálogo de incunables y libros raros de la Catedral de Segovia
A través de la catalogación informatizada de los fondos procedentes de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, guardados hoy en día en la Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla, han permitido localizar tres nuevos incunables, que se han añadido a los 656 que hasta hoy formaban parte del el fondo de incunables de la Biblioteca de la Universidad Complutense. Son tres obras de tema religioso: la traducción latina de la Biblia, con comentarios de Hugo de San Caro, los Sermones sobre el Evangelio de San Bernardino de Siena y las Cartas y oraciones de Santa Catalina de Siena.
Biblia Latina, cum postillis Hugonis de Sancto Caro. [Basileae : Johannes Amerbach ; impens. Antonii Koberger, 1498-1502].
7 v. ; Fol. (32 c.m)
Santa Catalina de Siena
Epistole. Orazioni scelte. Venecia : Aldo Manuzio, 15 septiembre 1500
[10], ccccxiiii, [1] h. ; Fol. (32 cm.)
San Bernardino de Siena
Sermones de Evangelio aeterno. Basilea : Nicolaus Kessler, [n.d. 1494]
[300] h. ; Fol. (31 cm.)
La donación de libros impresos antes del siglo XVI a la Biblioteca Mayor de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) la convirtió en el centro público dueño de la colección de incunables más importante del país. Se le dona decenas de textos elzevirianos (impresos en el siglo XVII, en la célebre imprenta europea de los Elzevir) y una gran variedad de obras magistrales de la filosofía y el derecho canónico, de las que muchas fueron prohibidas por la Inquisición. En total, son 434 escritos y entre ellos hay más de cuarenta incunables y un importante número de elzevirianos, que fueron exhibidos en la Biblioteca Nacional en 1994 y en 1996, respectivamente.
Entre sus más de 40 incunables (impresos entre 1451 y 1500), figuran la primera Biblia en formato menor, impresa en Basilea en 1491 por Juan Froben, un alemán amigo de Paracelso y Erasmo, y uno de los más famosos impresores de incunables. También hay una obra de gran valor teológico y filosófico, impresa en 1477, del fraile franciscano Johannes Duns Scotus, y varios libros impresos en 1498, en Venecia, de Santo Tomas de Aquino. Entre los ejemplares cuasi incunables, hay una Biblia impresa en Venecia en 1519 por los Di Giunta, una famosísima familia de impresores florentinos que trabajó para los reyes de España. Otro libro que también estará en los estantes de la Universidad de Córdoba es el Jus Ecclesiasticum Universum, de Bernardo Van Espen, impreso en 1778.
La otra gran colección de incunables en España la ostenta la Biblioteca Nacional de España, que a través de sus años de historia ha conseguido aumentar y engrosar numerosos incunables a su catálogo, gracias a las adquisiciones de ejemplares aparecidos en el mercado nacional e internacional o en poder de particulares; igualmente por los hallazgos de nuevos incunables en los fondos y depósitos de la propia Biblioteca, en la mayor parte de las ocasiones, por un estudio más detenido de los volúmenes facticios de la propia colección, y más cuidadosamente de la rica colección de manuscritos y de impresos raros.
Hoy en día las subastas en Internet se han apuntado a la adquisición de estos ejemplares, así la página de eBay se anuncia ofreciendo la posibilidad de búsqueda y adquisición de incunables.
8.- CONCLUSIONES FINALES
Los incunables representan a las primeras personas que apostaron por la cultura y por una técnica que se irá desarrollando con el paso del tiempo. Representa también un cambio en el mundo, una revolución cultural que llega hasta nuestros días, posibilitando las innumerables formas de difusión, comunicación, mediatización y desarrollo de que pueda disponer el ser humano en el presente.
Gracias a los incunables que se conservan podemos entender su evolución y comparar cómo se inició el proceso que llega a hasta nuestros días y toda su inevitable evolución. A los libros le debemos la fuente de la vida y nuestros conocimientos, ya que los escritos de otras personas de otro tiempo son nuestro pasado, nuestra historia, nuestra propia sabiduría.
El primero que utilizó la denominación de incunable para referirse a libros impresos fue el librero holandés Cornelio van Beughem que, con su Incunabula typographiae (Amsterdam, 1688), elaboró el primer catálogo de incunables donde aparecen clasificadas y descritas unas 3.000 obras. A partir de esta obra, muchos estudiosos de la materia marcan la fecha del 1 de enero de 1501 como el final de los denominados incunables, una frontera algo incoherente, ya que no se produce en esta fecha ningún cambio o hito histórico que marque su decadencia o progresión hacia otras tipologías de libros antiguos. El marcar esta cronología obedece a que los primeros impresos difieren en su presentación y estructura a los aparecidos en siglos posteriores.
Pero no menos tenebroso es el nacimiento de la época de los incunables, tan difuso como la autoría de la invención de la imprenta. Se asume generalizadamente como progenitor a Gutenberg, pero muy pocos lo hacen de forma certera. Se apunta a China como patria de la primera imprenta en el mundo, aunque como en otros muchos inventos se prefiere `europeizar´ la autoría sin más dilación.
No obstante, Gutenberg no quería inventar otra clase de libro, sino reproducirlo rápidamente. Además, el modelo de libro con el que contaba era el de los manuscritos, de los que toma el soporte, tipo de escritura, abreviaturas, signos de puntuación, formato, ornamentación y partes (incipit opus, corpus, explicit opus y colofón). Las aportaciones, por tanto, del libro impreso fueron una reproducción rápida y económica, la unificación de textos y la libre proliferación de las ideas. Esto dio a los incunables ciertos rasgos distintivos.
Desde el siglo XVIII se consideró a los incunables como los tesoros más apreciados de las grandes bibliotecas, no sin falta de razón. Y a partir de la segunda mitad del siglo XIX se inició el estudio científico de sus características. Se descubría así que muchos de estos libros carecían de todos o de algunos de los datos bibliográficos esenciales (nombre de impresor e indicación de fecha o de lugar de impresión), por lo que han sido necesarias detenidas y minuciosas comparaciones de diversos tipos de imprenta y de diferentes prácticas tipográficas entre sí, para determinar, siempre con certeza, la data y procedencia de muchos ejemplares.
Las investigaciones y trabajos preliminares llevados a cabo por J. W. Holtrop en los Países Bajos (1868), por Thierry-Poux en Francia (1890), por Gordon Duff en Inglaterra (1896), por Conrado Haebler en España (1909) y por otros eruditos, han dado resultados del mayor interés desde el punto de vista teórico y práctico. Todo ello se traduce en un legado que resulta ser extraordinario, de un valor incalculable, pero que contrae una labor incalculable de estudio, verificación, autentificación, catalogación y conservación de los incunables. Trabajo que aún hoy continúa en muchas bibliotecas nacionales, públicas y privadas.
Luis Federico Teodoro Hain, en su obra Repertorium bibliographicum (1826-1838), primer catálogo de incunables realizado con rigor científico, es quien introduce las reglas de descripción para transcribir el título íntegro sin perder las abreviaturas. Luego se crearon suplementos como el de Copinger y el de Reichling, aunque posiblemente el catálogo más importante sea el Catalogue of books Printed in the XVth century now in the British Museum.
Es evidente que el libro impreso marcó un nuevo método de transmisión del pensamiento que transformó la historia del hombre. Por tanto, sabemos de la importancia que ha tenido y tiene el libro en nuestras vidas, y debemos ser conscientes de que somos realmente privilegiados por ser testigos, además de editores en potencia, de un nuevo periodo de máxima importancia para la historia del libro y de la humanidad: el nacimiento de los libros electrónicos en el siglo XXI.
La Biblia “de 42 líneas” o Mazarina, Gutenberg
9.- BIBLIOGRAFÍA
Fuentes documentales:
-BRIGGS, Asa y BURKE, Peter: De Gutenberg a Internet. Taurus, 2002.
-FERNÁNDEZ POMAR, José María: "Manuscritos e incunables jurídicos de Santo Tomás de Ávila en la Biblioteca Nacional". Anuario de Historia del Derecho Español, LVI (1986), pp. 863-887.
-HAEBLER, K.: Introducción al estudio de los incunables. Ollero & Ramos, D.L. Madrid,1995.
-JENSEN, K.: Incunabula and their readers : printing, selling and usingbooks in the fifteenth century. The British Library. London, 2003.
-MARTÍN ABAD, Julián: Los incunables de las bibliotecas españolas: Apuntes históricos y noticias bibliográficas sobre fondos y bibliófilos. Vicent García Eds. Valencia, 1996.
-MARTÍN ABAD, Julián: "Los incunables de la Biblioteca Nacional de Madrid: (Datos para la historia de una colección)". En MARTÍN ABAD, Julián - MOYANO ANDRÉS, Isabel: Catálogo de Incunables de la Biblitoteca Nacional: Tercer apéndice. Madrid, 2002, pp. 9-27. (Previamente: "The Incunables of the Biblioteca Nacional of Madrid : Materials for a History», en Incunabula: studies in fifteenth-century printed books presented to Lotte Hellinga. Ed. by Martin Davies. London, 1999, pp. 603-622).
-REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la Lengua Española (Vigésima Primera Edición). Edt. Espasa Calpe. Madrid, 1992.
-VV.AA.: Gran Enciclopedia Universal. Edt. Espasa Calpe. Madrid, 2004.
-VV.AA.: Historia Ilustrada del libro español “De los incunables al S.XVIII”. Bajo la dirección de Hipólito Escolar; Colaboradores: Juan Carrete Larrondo, Manuel Carrión Gútiez, Hipólito Escolar Sobrino, Stella Maris Fernández, Mª Luisa López-Vidriero, entre otros. Biblioteca del Libro & Fundación Germán Sánchez Ruipérez. Pirámide. Madrid, 1994.
Fuentes electrónicas:
-Alluminated Manuscripts:
http://www.alfredom.com/spanish/hren_s.htm
-Biblioteca Nacional de España:
http://www.bne.es/esp/coincunables.htm
-Casa de subastas por internet eBay:
http://www.ebay.es/
-Centro Virtual Cisneros:
http://www.centrocisneros.uah.es
-Enciclopedia Libre Wikipedia:
http://es.wikipedia.org/
-Mail x Mail:
http://www.mailxmail.com/curso/excelencia/ediciontextos/capitulo7.htm
-Portal Planeta Sedna:
http://www.portalplanetasedna.com.ar/la_imprenta.htm
-Tulane University:
http://www.tulane.edu
-Universidad Complutense de Madrid:
http://www.ucm.es/BUCM/foa//pecia/num1/articulo01-02.htm
-Universidad de Los Andes:
http://biblioteca.uniandes.edu.co/Biblioteca_General/libros_incunables.php
-Universidad de Sevilla:
http://www.personal.us.es/alporu/patrimonio/libros/siglo15_incunables.htm
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1 Comments:
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By Eva, at 10:51 a. m.
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